Elisa Blázquez, nutricionista, nos da las claves

Nuestra piel y mucosas son nuestras primeras barreras defensivas y están recubiertas de una capa de bacterias denominada microbiota, lo cual es fundamental para defendernos de todo lo que llega a nuestro cuerpo: bacterias, virus, toxinas y sustancias con las que entramos en contacto todos los días.

(Elisa Blázquez, la sabia de la dieta antiinflamatoria: trucos para cambiar tus hábitos alimenticios)

Esta importantísima microbiota se gesta al nacer y a lo largo de la vida se ve afectada por muchos factores. Es un ecosistema vivo en constante adaptación al medio.

Cuando vemos personas en consulta con una microbiota debilitada, con poca diversidad y poca resiliencia, siempre me preguntan, ¿Cual es la causa?

Bueno, nunca hay uno solo. El estrés, la dieta, los tóxicos ambientales, la toma de medicamentos, el ejercicio físico… Todo influye. Pero podemos pasarnos toda la vida con una microbiota debilitada desde pequeños y no saberlo.

En los niños con muchas alergias, que están constantemente enfermos y tienen problemas digestivos, podemos sospechar una microbiota que no es fuerte y sana, y por ello hacer diversas cosas para fortalecerla.

La formación de la microbiota comienza desde el momento en que nacemos. La microbiota materna es decisiva en el primer contacto del bebé con el mundo microbiano. Todavía hay un debate abierto sobre si el bebé nace estéril o tiene algún contacto con el mundo microbiano o sus metabolitos dentro de la placenta.


Lo que está claro es que el canal del parto es muy importante para la colonización de bacterias en el recién nacido, el bebé se encuentra con bacterias de la microbiota vaginal y anal de la madre.

La vagina de la madre está colonizada por muchos microorganismos, especialmente lactobacilos. Cuando hay un parto natural, el niño queda impregnado de todas estas bacterias. Sin embargo cuando el parto es por cesarea El primer contacto con bacterias que tiene el recién nacido es el que se puede encontrar en la piel o guantes del personal de salud y superficies hospitalarias, que por lo general están bastante esterilizadas.

Una técnica que se lleva a cabo para poder poner en contacto al bebé con las bacterias de la madre en la cesárea es impregnar una pequeña gasa con muestras vaginales de la vagina de la madre y exponer al bebé.

Si buscamos la formación de una microbiota sana y diversa desde la infancia, existen factores fundamentales que debemos conocer:

  • Cuidando la microbiota materna. Un punto fundamental es el cuidado de la salud bucal e intestinal en la madre, no solo durante el embarazo, sino también después del parto. La transferencia de la microbiota materna es constante a través del contacto físico, los besos, los abrazos y la lactancia.
  • Parto natural o ayudar al recién nacido a entrar en contacto con la microbiota materna con una gasa impregnada con la microbiota materna.
  • Amamantamiento. La leche materna contiene anticuerpos y moléculas inmunitarias que fortalecen el sistema inmunológico del bebé, también contiene oligosacáridos, que son prebióticos para alimentar a las bacterias que colonizan al bebé. El bebé adquiere muchas bacterias de la piel de la madre cuando amamanta, y la propia leche es una fuente importante de bacterias.
  • Reducir el consumo de antibióticos. y sólo dárselos al bebé bajo estricta prescripción médica. El consumo de probióticos post antibióticos siempre ayudará a llevar a cabo una repoblación intestinal, pregunta a tu pediatra por un probiótico adecuado si tu bebé toma antibióticos.
  • Promover la diversidad microbiana con un dieta prebiótica muy rico en verduras y frutas desde la primera infancia. Evita los refinados y los azúcares y utiliza siempre cereales integrales. Dele vegetales a su niño en cada comida. Integral no es solo para adultos, es para todos, no debe haber comida para niños y adultos, hay comida sana y nutritiva para todos.
  • Incorporar alimentos ricos en bacterias vivas en la rutina de alimentación como yogur, kéfir, chucrut, miso, kimchi.
  • Si hay mala salud digestiva desde la infancia, ir a un nutricionista especializada en microbiota que ayuda a tu hijo a tener un ecosistema fuerte.
  • saber que en momentos de gran estrés la microbiota se resiente y hay que cuidarla por partida doble con una dieta pre y probiótica.
  • Y en Edad adulta: El manejo del estrés, el ejercicio y la dieta serán tus mejores aliados.

Tenemos que ser más conscientes de La importancia de la salud intestinal desde la infancia. Tengo pacientes que llevan desde pequeños problemas digestivos no resueltos a los que nadie ha atendido.

Si no hay patología, se le dice al paciente que tiene que vivir con hinchazón, gases, trastornos del tránsito y ya. Si sospechas que tu hijo tiene una microbiota debilitada porque tiene alergias constantes, piel atópica, malas digestiones, deposiciones diarreicas o estreñimiento, no dudes en buscar a un profesional de la salud que te brinde herramientas para fortalecerla.

La microbiota se modula en función de los cuidados que le demos, tanto para bien como para mal.

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