Aparte de las diferencias en la forma, también difieren en el desarrollo de diversas patologías neurológicas y sus síntomas. El ejemplo más pragmático es el de la esclerosis múltiple, que es mucho más prevalente en mujeres con una prevalencia tres veces mayor en ellas. Asimismo, se han detectado diferencias en la organización funcional y capacidades mentales que influyen en el desarrollo de trastornos neuropsicológicos, lo que, por ejemplo, conduce a más diferencias en cuanto a la esquizofrenia.
Como lo señaló una investigación de 2003 publicada enla revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, “la acción de las hormonas sexuales configura distintas redes neuronales y procesos bioquímicos en el cerebro de hombres y mujeres, desde los primeros meses de vida intrauterina. Pero también las experiencias y aprendizajes en los contextos socioculturales moldean y organizan el cerebro de cada persona, originando capacidades y comportamientos propios y diferenciales”.
“En la última década se ha puesto mucho empeño en mejorar la perspectiva de género en la investigación y evitar las desigualdades e inequidades que se producían en el desarrollo de los ensayos clínicos”
El cerebro es el órgano más complejo que conforma nuestro cuerpo, el encargado de que podamos hacer todo lo que hacemos, desde respirar o comer hasta pensar. Asociado a ella existe una gran variedad de trastornos neurológicos que cualquier persona puede padecer y que en la actualidad cuenta con una amplia investigación. Los estudios, que gracias a la comprensión del funcionamiento de este órgano y las diferencias derivadas del sexo y género de los pacientes, incluyen cada vez más la perspectiva de género.
MUJERES EN EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
“En la última década se ha hecho un gran esfuerzo por mejorar la perspectiva de género en la investigación y evitar las desigualdades e inequidades que se producían en el desarrollo de los ensayos clínicos”, explica la Dra. mar medibe, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Tradicionalmente, el perfil del paciente que se estudiaba en el desarrollo de tratamientos y métodos diagnósticos era hombre blanco. Las mujeres y los pacientes de piel oscura o de países no caucásicos han sido sistemáticamente ignorados durante años en los ensayos clínicos.
Estas situaciones han generado en el caso de las mujeres un agravio comparativo con importantes consecuencias. ellos están de acuerdo más tarde en el diagnóstico presentando síntomas diferentes a los reportados en hombres, esto provoca un posterior aplicación del tratamiento, que además, en muchos casos, no es tan eficaz como en ellos o produce efectos secundarios no previstos. Y a esto se suma cierta estigmatización que sufren los pacientes con diferentes patologías, principalmente relacionadas con el dolor y el sistema nervioso, lo que hace que en muchos casos sean derivados a consultas de salud mental cuando no tienen ningún problema psicológico.
“Somos conscientes, pero faltan recursos económicos. Hay que financiar proyectos que cumplan con la perspectiva de género, y actualmente muchos de los estudios, principalmente los realizados por mujeres, no reciben este financiamiento”
Estos problemas también se han producido en Neurología, y por ello, con la intención de no olvidar a la mitad de la población y que se beneficien de los avances al igual que los hombres, se ha incorporado también a la neurociencia la perspectiva de género. “Se están haciendo esfuerzos para tener representación de ambos sexos en la investigación, para reconocer los diferentes síntomas que pueden tener o las diferencias hormonales que influyen en el efecto de los tratamientos”, dice el Dr. Medibe.
Esto corrige situaciones como que una mujer con un ictus llegue más tarde al hospital, realice menos pruebas y sea dada de alta antes. “Hace más de una década que venimos trabajando precisamente para acabar con estas desigualdades e inequidades”. En este sentido, el experto destaca la implementación de diferentes iniciativas en el marco nacional, europeo y mundial incorporar un análisis de género en la investigación y el enfoque de salud.
En la investigación no solo se incluyen hembras, sino también ratones de las diferentes especies de animales de laboratorio que se utilizan para el desarrollo de diferentes fármacos y que históricamente también eran machos. “Hemos dado un salto importante”, reconoce el experto, que añade que aún queda mucho camino por recorrer. “Tenemos que mantener un ritmo más alto. Somos conscientes, pero faltan recursos económicos. Hay que financiar proyectos que cumplan con la perspectiva de género, y actualmente muchos de los estudios, principalmente los realizados por mujeres, no reciben este financiamiento”, concluye la Dra. Medibe.
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