Mi voto | ctxt.es

Aquí abajo faltan cabinas personales en los colegios electorales para que el voto sea, efectivamente, secreto. Mañana, en el mundo urbano, y más aún en el mundo rural, este simple detalle volverá a impedir el voto efectivamente secreto de muchas personas, hasta el punto de que este detalle aparentemente anecdótico podría modular el voto en más de un caso. Esa ausencia paralegal del voto secreto convive con la farsa y el mito y la sobreactuación del voto secreto. Por mi parte, y aunque soy partidario de tener el mayor número posible de secretos en la vida, como sabéis, me deshago del secreto de mi voto en cada convocatoria electoral. Es más, creo que eso es lo que deberían hacer todos los medios y, al menos, todos los periodistas que lo deseen. El voto –o su ausencia; decidir abstenerse – es una posición ética. Mantenerlo en secreto es como querer escondernos de nuestras posiciones éticas. Algo poco edificante y que, además, es imposible. Bien. Mi voto, aquí va.

Están sucediendo cosas extrañas. La extrema derecha se está extendiendo por toda Europa. Gracias al hecho de que no hay nada que la detenga. La extrema derecha crece y es imparable porque la Tercera Vía, lo que queda de la socialdemocracia, no es un límite para la extrema derecha, sino su precedente. Tras años de neoliberalismo, ruptura social, fragmentación de la vida, incluso soledad, la extrema derecha se ha convertido en una opción cercana, afín a la realidad. Encaja perfectamente, más que cualquier otra opción. Que es dramatico. El PPE, con su programa posterior -no tiene otro- consistente en depurar la extrema derecha europea, apartar a los más putinistas y acercar a los menos a su núcleo, se está pasando de la raya. Con esta firme decisión de incorporar, sobre sí, el corpus de la extrema derecha, están haciendo saltar por los aires los entramados creados en 1945. Sí, no eran muy finos después de años de neoliberalismo y austeridad. Pero hacerlos pedazos sigue siendo trascendente. Tendrá consecuencias sobre la idea de democracia, sobre su funcionamiento. Tendrá consecuencias en la idea del otro, del cuerpo del otro, de la religión del otro. Estamos asistiendo, sin darnos cuenta, a una especie de Mayo del 68 de la extrema derecha, en el que la nueva derecha intenta calar en la sociedad con sus percepciones, como hizo la izquierda, con mucha facilidad, casi en broma, tras el Mayo francés del siglo XX. En este caso, no penetrarán en nuestra vida fenómenos refrescantes, como las costumbres cotidianas de libertad y tolerancia. Sucederá lo contrario, las extracciones. Extracciones de fenómenos habituales en la sociedad, en nuestra vida. Aduanas, derechos. Es posible que se pueda cumplir una agenda intensa -claro que no de un plumazo- y eso afectaría la idea de nación, de nacional, de grupo, de raza blanca, de hombre, de mujer, de familia, de inmigrante…

La derrota del PP en España es clave para evitar que el fantasma de la extrema derecha viaje, al menos con facilidad, por Europa

La victoria del PP en España es clave para todas las victorias necesarias. O, lo que es lo mismo, la derrota del PP en España es clave para evitar que ese fantasma se extienda por Europa, al menos con tranquilidad. Hoy, en el momento en que escribo estas líneas, el PPE ha reconocido como positivo, por primera vez, un Gobierno de coalición PP-Vox. Feijóo, una suerte de líder-tipo de estas nuevas derechas, a su vez, ha acercado al PPE, hace unas horas, al partido y a la obra de Meloni, una líder que, para la promoción de su ideología y trabajo, contó, antes que el PP, con Vox, partido en cuya campaña electoral ha participado. Todo esto habla de la importancia de una victoria para el PP. De la existencia de un programa, de un itinerario. En el que el PP sería un trance y un momento necesarios.

Conocemos al PP. Evitaré describirlo de nuevo Zzzzz. Solo aludiré a la tensión que necesita el PP para gobernar, para existir. Es una tensión fabulosa. En caso de que vuelva el PP, esa tensión consumirá nuestros días. Nuestra información, nuestra participación en la política y en la sociedad, consistirá en esa tensión. Una sociedad sólo se destruye -condición necesaria para que gobierne el más absoluto abuso- con una tensión poderosa.

Por eso, en contra, votaré Sumar. Sin epopeya. Votaré consciente de que voto por un bloque. Es decir, que voto en contra de otro bloque. Con esto, y como toda la gente que hace como yo, participaremos de la fantasía húmeda de cualquier juego. Dar carta blanca Qué riesgo. Aunque considero más arriesgado no votar, y que la extrema derecha gane fácilmente, y se inicia un ciclo programático de quizás décadas.

La derecha está ganando elecciones en Europa, simplemente porque la izquierda no vota. Lo que no es anecdótico y explica lo que ha pasado. Una derrota y la ausencia total del combate que la condujo. La Tercera Vía, vamos. Aún así, es posible detener a la extrema derecha en este mismo lugar y momento. Os animo, en este sentido, a la aventura, creíble, posible, de frenar a la extrema derecha en esta importante emisión de la extrema derecha. Y os animo aún más a crear una cultura de la cotidianidad alejada del neoliberalismo, único antídoto posible contra la extrema derecha. Mirar al otro a los ojos y hablar con él. El otro antídoto no está en nuestras manos. Serían partidos socialdemócratas fuertes, con un itinerario fuerte, paneuropeo, que tiene una lógica paneuropea de fiscalidad y gasto, capaces de enfrentarse a la extrema derecha y, si es necesario, a la Comisión, programáticamente, es decir, con diferentes programas económicos. La necesidad de una Europa unida y social pasa por empezar a chulear a la Comisión, esa emisora ​​de cosmovisión a veces más cercana a la extrema derecha que a nosotros.

Votaré Añadir. Vota a la izquierda, en cualquier caso. Los que tienen a mano. Olvídense de la izquierda que tenemos, voten por ellos. Si yo puedo, tú también puedes. En estas elecciones ponemos la epopeya, no los partidos. En las próximas, si estos partidos no entienden la magnitud del problema –si no entienden la importancia de no haber derogado la Ley Mordaza, de haber hecho una ley de vivienda endeble, de haber hecho cambios en el Código Penal que aumentan las sanciones en las manifestaciones, de no respetar los derechos humanos en Melilla, de no haber modulado la inflación a más de cuatro puntos salariales…–, si no entienden, en definitiva, lo que hemos hecho en estas elecciones, no habrá epopeya posible.

Aquí abajo faltan cabinas personales en los colegios electorales para que el voto sea, efectivamente, secreto. Mañana, en el mundo urbano, y más aún en el mundo rural, este simple detalle volverá a impedir el voto efectivamente secreto de muchas personas, hasta el punto de que este detalle aparentemente anecdótico…

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